
En las lejanías de Valparaíso existía una bella pareja cuya relación estaba bastante consolidada a pesar de los importunos y la envidia que propagaban. Ella, era una hermosa mujer tanto físicamente como interiormente; poseía unos ojos deslumbrantes que eran capaces de convencer hasta el peor de sus enemigos.
Cuando tenía 16 años conoció a Enrique, un apuesto marinero que se encontraba descansando en Barón por las tantas horas de navegar por el pacífico, Rocío estaba comprando cuando de repente ve al apuesto caballero impregnando sus hermosos ojos en los del marinero. Cruzaron sus miradas durante 5 minutos que fueron eternos para aquellos enamorados, dicen por las calles de Valparaíso que ella lo embrujó el día que lo conoció y que desde ese momento se transformaron la pareja más sólida que alguien pudo haber conocido nunca.
Fueron pasando los años y la relación estaba más consolidada, ella para cada viaje de Enrique, lo esperaba ilusionada a la ventana de su casa que daba justamente su vista al mar en donde embarcaba la Esmeralda cada 2 meses, a veces. El día 23 de abril nunca se le olvidará a Rocío, fue el peor día de su vida, mientras esperaba a Enrique en la ventana de su casa como siempre, divisó a la Esmeralda desde lejos y su corazón palpitó como nunca, sintió algo que nunca había sentido con la llegada de su marido, estaba demasiado ansiosa y hasta ella se sorprendió, solo quería tener en sus brazos a Enrique y besarlo como si no lo viera hace años. Vio a su marido bajarse con los bolsos de ropa sucia, también lo observó caminar hacia el pasaje de su casa y lamentablemente también vio cuando un ladrón lo asaltaba y al presenciar que Rocío miraba, le dio 5 disparos a Enrique en su cabeza, sentenciando así la vida de Rocío que espera en la ventana eternamente como si existiera la esperanza de que Enrique volverá cada dos meses. (Paula Toro Carvajal Tercero medio A)
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